domingo, 12 de diciembre de 2010

Sentimiento Racional:

Porque "hablar constantemente no es necesariamente comunicarnos" nosotros no nos comunicamos.
      Comunicarse implica ser entendido por la otra parte. Correr el riesgo de que no guste lo que decimos, de hacer daño incluso. Comunicarse implica un cierto riesgo. Es fácil hablar sabiendo que no nos entienden, que podemos dar la vuelta a las cosas en un futuro. Es fácil poder decir que no queríamos expresar eso. Pero no es nada fácil aceptar que el otro nos entiende, que nos conoce, que sabe qué decimos y por qué hacemos las cosas. 
     Podemos gritar, podemos tratar que nuestra voz se alce mas alto que ninguna, podemos pretender ser importantes u ocupar un puesto destacable dentro de imágenes, recuerdos o diversos estados de embriaguez de las mentes de aquellos que nos rodean, marcarlos, pero, realmente, ¿qué queremos con todo eso? No sabemos decir qué queremos, podemos decir mil veces te quiero y no estar diciendo nada, te quiero te quiero te quiero te quier... 
     No sabemos qué es querer. No sabemos qué querer. No sabemos querer. Porque querer es principalmente y ante todo, querer querer, y nosotros no queremos querer. Querer de verdad supone también asumir un riesgo. Arriesgarse a que lo querido no sea como hemos creído, arriesgarse a no ser queridos si lo querido es un sentimiento reciproco, arriesgarse a dejar de querer en un futuro o a dejar de ser queridos... 
     Asumir esto nos cuesta tanto que somos capaces de afirmar que queremos queriendo no querer, es decir que queremos sin querer, que tan solo nos guía un infantil e irracional impulso.

       Me niego a ser del montón y vivir de esta manera, quiero querer lo que hago, quiero querer lo que tengo, lo que digo, lo que espero, lo que quiero. Quiero saber que no soy solo chispas de placer en mis neuronas. Quiero ser sentimiento racional.


Porque "el secreto de la felicidad no es hacer simpre lo que se quiere; sino querer siempre lo que se hace" (L. Tolstoy)

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