domingo, 26 de junio de 2011

-Perdone señorita federal, pero... ¿no es usted de la secreta?
Las  preguntas que puede una llegar a oír en una parada de autobús en Sevilla en pleno mes de junio y a la 1 de la tarde...
Definitivamente, lector, no se lo recomiendo.

viernes, 10 de junio de 2011

Buenas Noches... Y a Dormir:

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe, 
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza, 
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.



Dulces Sueños...

sábado, 4 de junio de 2011

Juegos

    Desde que nacemos nuestro día a día se desarrolla entre múltiples pedorretas cuando somos bebés, muñecas y castillos de arena, de niños, y estrategias, engaños y adivinanzas, de mayores ¿Nos pasamos la vida jugando? Y en tal caso, ¿somos conscientes de los riesgos que corremos con esos juegos?, ¿tenemos en cuenta el resto de nuestra vida antes de zambullirnos en uno de ellos?
    El ser humano, por gracia o por desgracia, es una estúpida máquina que tan sólo funciona mediante reacciones eléctricas entre neuronas, y la alteración de estas conexiones neuronales provoca en cada ser un choque de adrelanina que lo sacude como si se tratase de un patético muñeco. Nos sentimos inundados por esas sensaciones, por ese río que nos atraviesa de cabeza a pies moviendonos sin darnos tiempo siquiera a pensar. ¿Pensamos a la hora de actuar? ¿Valoramos?
    Sólo si nuestra vida física corre peligro seguimos una serie de directrices para protegernos, pero, ¿y nuestra vida emocional?. ¿No estaría bien tener un folleto que nos advirtiera de que ciertas conductas pueden significar un alto riesgo para nosotros o nuestras relaciones?


Cuidense, lectores, de los otros y de ustedes mismos. Porque a veces somos nosotros los mayores causantes de nuestro propio sufrimiento.