lunes, 6 de diciembre de 2010

    Me bajo del escenario con las mismas sensaciones de otros años, la música que resuena y un aplauso que cada vez se hace mas monótono. Entre besos, esperas y alguna que otra ausencia inesperada, salimos. El día se ha sucedido entre ensayos, colillas y gritos. Continúan las risas por una estúpida caída y se suceden explicaciones varias del guión establecido. No cumplo los míos. Sigo esperando que la claqueta se baje y la espera empieza  a hacerse desagradable. Creo que a este paso la película la protagonizara otro, el actor coprotagonista debe haber olvidado el guión, y el director parece decidido a que se acabe la función.
   Me espera una noche desorganizada y acompañada por la incertidumbre de donde pasarla. Encuentro consuelo en pensar que mañana sera otro día donde no habrá tiempo para pensar y me agobia la idea de no saber qué pasará. Con traiciones esperadas me dispongo a cenar en agradable compañía y me preparo para meter los pies en distintos charcos.

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