martes, 14 de diciembre de 2010

Permanecer:

    Cuando uno lee lo que ha escrito, lo que escribió, se enfrenta a un momento congelado en el tiempo, un instante que se guarda, ya no solo en nuestra mente, flaca y deleznable, sino en un papel, un documento de word, un cuaderno que acompaña en el viaje de la vida, que ocupa un espacio en el bolso que no podrá ser sustituido. Esos momentos que perduran para siempre, con las sonrisas y las lágrimas que les precedieron, son "pequeñas cosas que el viento arrastra, que te sonríen tristes y hacen que lloremos cuando nadie nos ve".
    Cuando uno escribe, inventa la realidad, crea sus sueños, sueña despierto, o expresa lo que ve, lo que siente, lo que le rodea, lo que piensa. Cuando uno escribe valora el tiempo, valora el momento, lo eterniza. Se hace eterno.
      
     Escribir es pasión, vicio y maravilla. Crear una vida paralela donde refugiarnos contra la adversidad, que vuelve natural lo extraordinario y extraordinario lo natural, disipa el caos, embellece lo feo, eterniza el instante y torna la muerte un espectáculo pasajero.

   Porque la nuestra será siempre, por fortuna, una historia inconclusa,debemos seguir soñando, leyendo y escribiendo. Es la única manera de aliviar nuestra condición perecedera, de derrotar a la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible. 
(M.V.Ll.)

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