viernes, 12 de noviembre de 2010

"Doy gracias al dios que fuere..."

De la noche que sobre mi se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses, si existen,
por mi alma invicta.
Caido en las garras de la circunstancia,
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino,
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Mas allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la ameza de los años,
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.

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