martes, 8 de febrero de 2011

Lo peligroso de los besos:

(Musas de Hércules)

    Las musas, esos seres maravillosos, que simbolizan todo aquello que nos resulta inalcanzable,lo prohibido, el deseo incontrolado. Las musas. En altares tan altos que apenas alcanzamos a vislumbrarlas tras un velo de miedos y temores. No responden a una descripción clara, no se tratan de imágenes concretas, lo que las hace diferentes no es un rostro, una sonrisa... Lo que las hace distintas es esa magia especial que irradian sus ojos, ese peligroso tacto que se conoce imposible. Por eso las musas no se tocan. Si se tocan las musas se rompen. 
   Atractivo temor, peligrosa atracción, deseo prohibido, eso es lo que son. Si se quita ese velo que las hace superiores todo se cae. Porque no dejan de haber sido normales, simples humanas que a tus ojos se han descubierto de otro modo. Pero condicionado por ese halo de imposibilidad. Ese halo que te inspira, que te envuelve, que te atrapa. Ese halo que no debe desaparecer para que ellas puedan ser. Por eso nadie toca a sus musas, y si lo hace, sabe que es casi seguro que nunca mas lo vuelvan a ser. 
    Ese roce ansiado, deseado, soñado, se convierte en la despedida. En el adiós primero y único de un ser que no volverá nunca  a ser igual. De ese modo un beso, un abrazo, una caricia, terminan convirtiéndose en su fin. reside en ellos un veneno tan poderoso y capaz de destruirlas, que ni siquiera el esfuerzo sobrehumano del artista lograra que la musa vuelva. Ella ya ha quedado tocada. 

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