 Un hombre cuyo pasado laboral parece haber quedado en el olvido. Un hombre que conoció el poder, con la capacidad de entender ésta máquina, las herramientas y la forma de hacerlas funcionar. Un hombre que durante años ha luchado por nuestra educación. Con logros y decepciones a la espalda, con un pasado que se alzó con su presencia y u presente que parece derrumbarse ante su ausencia. Un hombre que se dio cuenta del poder de la influencia, que degustó el sabor del poder y que supo desaparecer. Un hombre que sintió miedo de la premonición se su propia ambición, y que aún de vez en cuando sufre la vuelta de ese regusto amargo de la gula.  Un hombre que ha dedicado horas a jugar con los play-movil, que disfruta haciendo castillos de arena y que se enamoró de Nueva York. Alguien que a las 7:40 de la mañana y yendo hacia el colegio puede pedirme que sonría. Una persona que ha sufrido los daños que me han hecho y los que le he regalado yo. Un hombre para el que constituyo uno de los mejores días de su vida y aún así uno de los dos peores. A quien acudo cada día y que se ve obligado a romper planes por resolver mis dudas. Alguien ante el cual odio llorar, al que he hecho llorar, y que me ha regalado lo que soy. Alguien a quien le debo cada sutil gesto o intelectual ocurrencia que puedas ver aquí hoy. Que adora los paseos por el campo y se derrite si le doy un beso. Un hombre que a cualquiera parece serio, pero que de puertas para adentro aun sigue entrando en mi cuarto cada noche para decir "buenas noches". Con unos ojos de hielo y una sonrisa de fuego, mi padre.
    Un hombre cuyo pasado laboral parece haber quedado en el olvido. Un hombre que conoció el poder, con la capacidad de entender ésta máquina, las herramientas y la forma de hacerlas funcionar. Un hombre que durante años ha luchado por nuestra educación. Con logros y decepciones a la espalda, con un pasado que se alzó con su presencia y u presente que parece derrumbarse ante su ausencia. Un hombre que se dio cuenta del poder de la influencia, que degustó el sabor del poder y que supo desaparecer. Un hombre que sintió miedo de la premonición se su propia ambición, y que aún de vez en cuando sufre la vuelta de ese regusto amargo de la gula.  Un hombre que ha dedicado horas a jugar con los play-movil, que disfruta haciendo castillos de arena y que se enamoró de Nueva York. Alguien que a las 7:40 de la mañana y yendo hacia el colegio puede pedirme que sonría. Una persona que ha sufrido los daños que me han hecho y los que le he regalado yo. Un hombre para el que constituyo uno de los mejores días de su vida y aún así uno de los dos peores. A quien acudo cada día y que se ve obligado a romper planes por resolver mis dudas. Alguien ante el cual odio llorar, al que he hecho llorar, y que me ha regalado lo que soy. Alguien a quien le debo cada sutil gesto o intelectual ocurrencia que puedas ver aquí hoy. Que adora los paseos por el campo y se derrite si le doy un beso. Un hombre que a cualquiera parece serio, pero que de puertas para adentro aun sigue entrando en mi cuarto cada noche para decir "buenas noches". Con unos ojos de hielo y una sonrisa de fuego, mi padre.miércoles, 22 de diciembre de 2010
 Un hombre cuyo pasado laboral parece haber quedado en el olvido. Un hombre que conoció el poder, con la capacidad de entender ésta máquina, las herramientas y la forma de hacerlas funcionar. Un hombre que durante años ha luchado por nuestra educación. Con logros y decepciones a la espalda, con un pasado que se alzó con su presencia y u presente que parece derrumbarse ante su ausencia. Un hombre que se dio cuenta del poder de la influencia, que degustó el sabor del poder y que supo desaparecer. Un hombre que sintió miedo de la premonición se su propia ambición, y que aún de vez en cuando sufre la vuelta de ese regusto amargo de la gula.  Un hombre que ha dedicado horas a jugar con los play-movil, que disfruta haciendo castillos de arena y que se enamoró de Nueva York. Alguien que a las 7:40 de la mañana y yendo hacia el colegio puede pedirme que sonría. Una persona que ha sufrido los daños que me han hecho y los que le he regalado yo. Un hombre para el que constituyo uno de los mejores días de su vida y aún así uno de los dos peores. A quien acudo cada día y que se ve obligado a romper planes por resolver mis dudas. Alguien ante el cual odio llorar, al que he hecho llorar, y que me ha regalado lo que soy. Alguien a quien le debo cada sutil gesto o intelectual ocurrencia que puedas ver aquí hoy. Que adora los paseos por el campo y se derrite si le doy un beso. Un hombre que a cualquiera parece serio, pero que de puertas para adentro aun sigue entrando en mi cuarto cada noche para decir "buenas noches". Con unos ojos de hielo y una sonrisa de fuego, mi padre.
    Un hombre cuyo pasado laboral parece haber quedado en el olvido. Un hombre que conoció el poder, con la capacidad de entender ésta máquina, las herramientas y la forma de hacerlas funcionar. Un hombre que durante años ha luchado por nuestra educación. Con logros y decepciones a la espalda, con un pasado que se alzó con su presencia y u presente que parece derrumbarse ante su ausencia. Un hombre que se dio cuenta del poder de la influencia, que degustó el sabor del poder y que supo desaparecer. Un hombre que sintió miedo de la premonición se su propia ambición, y que aún de vez en cuando sufre la vuelta de ese regusto amargo de la gula.  Un hombre que ha dedicado horas a jugar con los play-movil, que disfruta haciendo castillos de arena y que se enamoró de Nueva York. Alguien que a las 7:40 de la mañana y yendo hacia el colegio puede pedirme que sonría. Una persona que ha sufrido los daños que me han hecho y los que le he regalado yo. Un hombre para el que constituyo uno de los mejores días de su vida y aún así uno de los dos peores. A quien acudo cada día y que se ve obligado a romper planes por resolver mis dudas. Alguien ante el cual odio llorar, al que he hecho llorar, y que me ha regalado lo que soy. Alguien a quien le debo cada sutil gesto o intelectual ocurrencia que puedas ver aquí hoy. Que adora los paseos por el campo y se derrite si le doy un beso. Un hombre que a cualquiera parece serio, pero que de puertas para adentro aun sigue entrando en mi cuarto cada noche para decir "buenas noches". Con unos ojos de hielo y una sonrisa de fuego, mi padre.
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1 comentario:
Maravilloso.
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